La primera edición, que se celebrará del 1 al 5 de octubre en México DF, estará dedicada al cine y al mercado audiovisual como fuentes de cohesión
El ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, y su homólogo mexicano, Alvaro Hegewisch, presentaron en El Salvador, durante el transcurso de la XI Conferencia Iberoamericana de Cultura, el I Congreso de Cultura Iberoamericana.
Una de las peculiaridades del Congreso es que irá variando de materia a lo largo de sus ediciones. Para esta primera ocasión, el tema propuesto por Molina ha sido el cine y el audiovisual «por su influencia en la vida social de los países, por su importancia en el desarrollo cultural y económico y por sus amplias posibilidades creativas que se fortalecen permanentemente con los avances de las nuevas tecnologías y los medios audiovisuales», según reza el comunicado oficial del Ministerio de Cultura. También, porque «se trata de una manifestación artística mayoritaria, que atrae a millones de espectadores», como añadió Molina.
La sede del Congreso será el Centro Nacional de las Artes de Ciudad de México (CENART), donde se celebrarán seminarios y mesas redondas especializados en políticas cinematográficas, la situación del mercado, formación de profesionales, documentalismo y periodismo cultural, entre otros temas. También habrá una programación de actividades paralelas, como maratones de cortos, sendas retrospectivas dedicadas a Manoel de Oliveira y Luis Buñuel y una exhibición de películas iberoamericanas restauradas.
Para Molina, resulta destacable que «se celebre un gran debate sobre la industria audiovisual iberoamericana, algo que no se había hecho nunca, para tratar de hacer frente al cine estadounidense», aunque sin pretender «montar una guerra contra Hollywood», aclara.
La realización del Congreso culmina 10 meses de contactos y reuniones, impulsadas en la X Conferencia Iberoamericana de ministros de Cultura y la XVII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, celebradas en Chile en julio y septiembre de 2007.
Molina espera que este foro fructifique en «más coproducciones, en que las películas puedan circular de forma más libre entre los países de nuestro ámbito, en que las televisiones tengan mayor conciencia para colaborar con el cine y que los directores puedan ir y venir, trabajar mejor». De cumplirse todos estos casos, las consecuencias serían «un incremento en el número de espectadores y una mayor presencia de las películas iberoamericanas en todo el mundo», sentenció el ministro.
Poco después de la presentación del Congreso, Brasil y Colombia se propusieron como anfitriones para las siguientes ediciones, en 2009 y 2010, respectivamente.
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